El consumo excesivo de alcohol
El alcohol contiene numerosas toxinas que impiden a los riñones funcionar correctamente, esto dificulta que puedan mantener el equilibrio adecuado de líquidos y minerales en nuestro organismo, por eso, las personas que padecen algún tipo de problema renal deberían evitar totalmente el alcohol.
Beber poca agua
Por lo general en numerosas ocasiones hemos escuchado que beber cerca de 2 litros de agua al día es beneficioso para la salud.
Uno de los principales motivos a los que se refiere esta afirmación es debido a que el agua drena los desechos metabólicos de nuestro organismo, equilibrando así el número de eritrocitos de nuestro cuerpo e impidiendo que el flujo renal baje y las toxinas se acumulen.
Uno de los principales motivos a los que se refiere esta afirmación es debido a que el agua drena los desechos metabólicos de nuestro organismo, equilibrando así el número de eritrocitos de nuestro cuerpo e impidiendo que el flujo renal baje y las toxinas se acumulen.
Exceso de sodio en nuestra alimentación
El sodio se encuentra en la sal que le añadimos a nuestras comidas. Agregar demasiada sal a los productos que ingerimos o comer alimentos muy salados no es bueno para la salud, puesto que el sodio en exceso tiene varios efectos negativos sobre los riñones. Por un lado hace que tengan que realizar un esfuerzo excesivo para eliminarlo, y por otro que nuestra presión arterial aumente. Uno de los riesgos de la hipertensión arterial es que a largo plazo puede terminar por atrofiar nuestros riñones.
Los refrescos carbonatados
Consumir refrescos carbonatados diariamente puede conducir a sufrir distintas afecciones renales, como insuficiencia renal crónica o cálculos en los riñones.
Retener la orina
Retener la orina durante un tiempo prolongado pone en riesgo la salud de nuestros riñones puesto que cuando tenemos la vejiga llena de orina durante mucho tiempo pueden surgir distintas complicaciones a nivel renal como la hidronefrosis.
Referencias:
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