Nuestros hábitos alimenticios se
van adquiriendo desde nuestra infancia a través de nuestros padres que pueden
ser constantes a lo largo de nuestra vida, pero en ocasiones por cuestiones de
gustos, horarios, nuestras emociones (pues dependiendo de cómo estemos
comeremos de una forma u otra, ya que no es lo mismo estar triste que contento,
comer solo o acompañado…) entre otros muchos factores.
Algunos malos hábitos son tan
comunes en nuestras vidas que no los identificamos como tal, a continuación se
muestran tres de los malos hábitos que llevamos a cabo y que se podrían
modificar y llegar así a una alimentación más sana y por lo tanto a una vida
saludable.
1.
Saltarse
el desayuno:
Lo que nuestras madres y abuelas nos dicen t y que tanto
escuchamos de que el desayuno es la comida más importante del día es muy cierto,
pues el cuerpo durante el sueño permaneció en un largo ayuno y se consumió los
nutrientes (vitaminas, calcio…) que se deben reponer por la mañana, pero por cuestión
de horarios muchos no lo hacen.
Esto nos lleva a
que al mediodía se consuma una gran cantidad de comida o que piquemos entre
comidas.
2.
Comer
rápido y sin masticar:
Esto conlleva una serie de consecuencias para
nuestro sistema digestivo e incluso para nuestro rendimiento, pues si comenzamos
masticando mal (rápido) los alimentos no se mezclaran lo suficiente con la
saliva y esto conlleva que el estómago tenga que realizar un sobreesfuerzo, por
lo que tendremos una digestión lenta y además pesada, lo que hace que los
nutrientes no serán asimilados de forma correcta además y tendremos la sensación
de adormecimiento, ya que nuestro cuerpo debe funcionar más lento para hacer
frente al gasto de esta digestión.
Además al comer
rápido aumenta la ingesta de aire, lo que nos puede producir dolores
abdominales causados por los gases.
3. Comer viendo la tele:
Esto lo hacemos todos, pues comemos mientras vemos una serie que nos gusta o las noticias, pero esto no es nada aconsejable, pues perdemos la noción de lo que ingerimos y tampoco controlamos la cantidad, por lo que comemos más y, según algunos estudios, durante un periodo de tiempo más largo, lo que conlleva a que aumente nuestra ingesta en un 10% a mayores de lo que deberíamos y por si fuera poco en la siguiente comida se puede incrementar un 25%, pues consideramos que antes no hemos comido lo suficiente.
Fuente: Men’sHealth.es |
Esto nos sirve para ver que es
fundamental una alimentación equilibrada, saludable y variada aportándonos los nutrientes
que necesitamos nuestro día a día, y para esto nos ayuda la planificación de
las comidas, evitando así saltarnos alguna o el picoteo y también debemos
moderar el tamaño de las porciones y si es posible comer en un entorno tranquilo,
pues nos ayudaría a comer más lento y a pode ser sin la televisión como ya
hemos dicho, así podremos alcanzar una salud alimentaria plena, aunque en
ocasiones es difícil de llevar a cabo.
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