Generalmente
el término “comida rápida” va íntimamente ligado al término “comida basura”. Pero, ¿esto
es así realmente?
El ritmo de vida de la sociedad actual
hace que cada vez tengamos menos tiempo para preparar la comida, lo que conlleva
que optemos por la comida rápida, la cual solemos entender por comida basura, es decir por alimentos como las hamburguesas, los hot-dogs, pizzas y
numerosos productos de comida precocinada entre otras. A esta falta de tiempo
además se suma el efecto de
la publicidad, que nos bombardea constantemente con tentadoras alternativas a
la cocina tradicional, presentándola como algo que ha quedado en el pasado.
Este tipo de alimentación
ya se ha convertido en un consumo frecuente e incluso diario en la vida de
muchas personas, que están llevando a cabo una dieta muy desequilibrada y
perjudicial para la salud.
Pero, ¿porque no optar por
comida rápida y sana?
Quizás no podamos cambiar nuestro ritmo de vida, pero si la forma en
que nos alimentamos. Porque igual de rápido nos resulta hacernos un filete de
hamburguesa que un filete de pavo. En caso de que estemos fuera de casa y no
queramos sentarnos a comer, si vamos a coger un perrito caliente podemos optar
por un bocadillo. Así que la falta de tiempo no debería ser una excusa para
entender una comida rápida como comida basura y adaptarla así a nuestra vida
diaria.
Así que la comida sana debe pesar más en nuestra dieta, puesto que la comida basura tiene un alto contenido calórico y al mismo
tiempo un bajo contenido de nutrientes como
proteína, fibra, vitaminas y minerales.
Son comidas muy ricas en grasas, sal, azúcares y numerosos aditivos lo
que a la larga conllevan a enfermedades como obesidad, diabetes, colesterol…
Referencias:
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