domingo, 16 de noviembre de 2014

MALOS HÁBITOS ALIMENTICIOS EN ADOLESCENTES

Muchos adolescentes en la sociedad actual tienen unos hábitos y conductas a la hora de alimentarse que no son beneficiosos para la salud. Estos hábitos pueden ser producto de varios factores, en primer lugar pueden deberse a la independencia que se adquiere al llegar a esta etapa de la vida, que permite a los adolescentes comer todo aquello que deseen sin tener en cuenta lo que puede ser o no sano a la hora de alimentarse. Además en estas conductas también influye la sociedad en la que vivimos; los medios de comunicación, que están constantemente anunciado productos de comida insana, rica en grasas y azúcares, porque si nos ponemos a pensar, ¿cuántos anuncios podemos llegar a ver de chocolate o hamburguesas al día? ¿y las ensaladas, cuántos anuncios se ven de ensaladas?

Todos estos múltiples factores como el ambiente, la publicidad y la cultura en esta etapa de la vida, entre otras, pueden dar lugar en muchos casos a conductas alimentarias insanas, entre ellas destacan:


- Saltarse el desayuno.

Las prisas, el hecho de dormir media hora más o simplemente el “no tengo hambre por la mañana” son excusas muy frecuentes para saltarse el desayuno, pero debemos recordar que el desayuno nos proporciona energía para empezar el día, ayudando  a que nuestro metabolismo funcione mejor y no almacene grasas ante el hecho de no proporcionarle comida cuando la necesita.




- Consumir de forma regular comida precocinada.

El hecho de que los padres no estén en casa para preparar la comida, lleva a muchos adolescentes a consumir comida precocinada que se prepara en 1 minuto o que simplemente debemos calentar en el microondas para así evitar trabajos a la hora de cocinar. Esta práctica es perjudicial para la salud, puesto que la comida precocinada es muy rica en grasas, azúcares y conservantes, entre otros.




- Dietas excesivas.

No sentirse ‘vigilados’ a la hora de comer y los estándares de belleza actuales pueden ser la causa de que muchos adolescentes con un peso normal dejen de comer lo suficiente para alcanzar el peso que ellos consideran el adecuado. Esta práctica puede derivar en trastornos alimentarios de alta gravedad.




Referencias:



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